sábado, 9 de julio de 2011

Psicoanalistas

Definición de psicoanalista:

Es aquel que, invitado a comer por unos amigos, y recibido en su casa de campo, cuando sus anfitriones se reúnen alrededor de la mesa dispuesta en el jardín, se mete en la casa, cierra la puerta y observa a través del agujero de la cerradura.

¿Cómo se sabe si un psicoanalista se ha dormido durante la sesión de análisis?
Basta simplemente en parar de hablar y al cabo de unos instantes de silencio se sobresalta y dice: “Sí…, sí… siga, siga, por favor”

Durante las sesiones que tienen lugar hacia el final de la tarde, un psicoanalista es cada vez más a menudo víctima del deseo irresistible de dirigirse al café de la esquina. Silencioso como siempre abandona entonces su sillón, pone en marcha su grabador y deja al paciente con sus asociaciones. Un día, uno de los pacientes se da cuenta del tejemaneje, deja el diván y se reúne con el analista delante de su vaso de cerveza. Muy sorprendido, éste exclama: “Y pues, ¿qué pasa?”. El paciente le responde: “Mi grabador está hablando con el suyo”

El psicoanalista suele ganar unos 1.000 dólares por semana, y eso sin contar la calderilla que se cae detrás del diván.

Un joven psicoanalista se queja, hablando con un colega mayor que él: “Estoy cansadísimo, he estado escuchando a diez pacientes hoy”. El psicoanalista experimentado le mira, estupefacto y le pregunta: “Pero, ¿tu escuchas...?

Va un psicoanalista caminando por la calle y en eso ve que en sentido contrario, por la vereda de enfrente, viene un colega conocido, se cruzan calle por medio y se dicen mutuamente: "hola, ¿cómo andas?"..."hola, ¿cómo andas?" - "bien gracias"..."bien gracias". Siguen caminando y al llegar a la siguiente esquina, los dos se paran, miran de reojo y con la mano en el mentón y cara de preocupados, al mejor estilo "pensador", piensan para sí mismos: "¿qué me habrá querido decir?".

Una señora telefonea a su ginecólogo y le pregunta:
- Doctor, ¿no me habré dejado mis bragas en su consultorio?
- No, no, señora Gutiérrez, le aseguro que no.
- ¡Ah!, entonces, me las debo haber dejado en el sofá de mi psicoanalista.

El neurótico se dedica a construir castillos en el aire; el psicótico se cree que vive en ellos; y en todos los casos el psicoanalista es quien cobra los alquileres.

¿Por qué el psicoanálisis es más breve para el hombre que para la mujer?
Porque cuando hay que hablar de la infancia, los hombres todavía están en ella

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